viernes, 17 de septiembre de 2010

Creciendo en la pobreza: trabajo infantil una realidad imperecedera

Cuántos niños en la calle, cuántos niños trabajando víctimas de la realidad social colombiana, donde la falta hasta de lo esencial como el alimento, se convierte en un motivo por el cual salir a la calle y realizar trabajos con permiso del ministerio o sin él. El convenio 182 de 1999 de la Organización Mundial del Trabajo, OIT, adaptado por el país en La Ley 704 del 2001, establece que el término ‘niño’ se designa a toda persona menor de 18 años.

Así los semáforos, colectivos, plaza de mercado, bares, construcciones, talleres etc., se convierten en algunos de los espacios para ganar unos cuantos pesos, que permitan solventar de forma pasajera su vida y sostenimiento familiar.

Estos son algunos de los trabajos que ejercen los niños de familias de bajos recursos de la ciudad, ellos, los que se acuestan con pan y agua de panela, los mismos que se niegan a estudiar, “pues ahí no garantizan lo que necesitan”.

Cargan un canasto, venden legumbres, trabajan de vehículo en vehículo en venta de dulces, de mensajeros a los adultos de las plazas, de noche en los espacios rosa de la ciudad, o simplemente ayudan a sus familiares en la venta de empanadas, dulcería, tamales, pan y demás confiterías. 

Desde pequeños aprenden a ir tras el papel, sí, el moneda, y a medida que van creciendo  aterrizan en su complicada realidad, la que poco comprenden pero saben que tienen que seguir, pues no hay otras opciones de vida presentes, y aunque quisieran llevar una vida diferente, su contexto los arrastran hacia el otro lado, el de la problemática, el injusto y reprochable en todas sus expresiones; el trabajo infantil.

Según documento de la Conferencia Internacional del Trabajo 99ª en reunión 2010 en seguimiento a la declaración de la OIT, son cerca de 1.586.288 millones de niños trabajadores en el mundo, entre los cinco y diecisiete años de edad, 20 millones más que en el balance del 2004.

Por otro lado la Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo, CIET, encargada de establecer las normas internacionales de estadísticas en relación al trabajo, clasifica tres formas principales del oficio, la primera son los niños ocupados por producción económica que suman 305.669 millones; en segundo lugar el trabajo infantil 215.269 millones; y tercero, los que ejercen trabajos peligrosos, que son 115.314 millones.

En el caso de América Latina y el Caribe, son aproximadamente 141.043 millones de niños, niñas y adolescentes, NNA, entre los cinco y diecisiete años, de los que 18.851 están en producción económica; 14.125 en trabajo infantil; y  9.436 en trabajos peligrosos, que equivalen a 30,1 % por ciento del total.

Colombia y sus menores

En el país según el Departamento Administrativo de Estadística, DANE, son 787.000 los NNA registrados entre los cinco y diecisiete años de edad para finales de 2007, reduciendo la escala en comparación al 2005, que tuvo 1.000.000.

Elvira Forero Hernández directora del Instituto de Bienestar Familiar,  ICBF, a mediados del 2009 en una entrevista para Caracol Radio, afirmó que se mantenía el promedio de menores de edad trabajando.

Por otro lado la tasa de trabajo infantil registrada en la Región Oriental fue 9,6%, seguida de la Región Pacífica de 8,5%, la Región Central con 7,7%, en la Región Atlántica con 5,0% y Bogotá, con 3,3% un balance desalentador si analizamos cuantos niños en estos momentos sufren aún la problemática.

EL gobierno viene adelantando desde el 2008 y hasta el 2015, la ‘Estrategia Nacional para Prevenir y Erradicar las Peores Formas de Trabajo Infantil y Proteger al Joven Trabajador’. Para esto ha dispuesto de  un equipo de trabajo en el que están presentes la OIT, Ministerio de Educación, Departamento Nacional de Planeación, Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y Ministerio de Protección Social. Ellos se han propuesto recopilar "las normas, conocimientos, nociones, criterios, planes, logros, instancias institucionales" etc., que los ayude a implementar mejor la estrategia, en la que incluyen diferentes modalidades de intervención a las familias.

Pero como esto no se ejecuta sólo y necesita de la colaboración nacional e internacional, son los alcaldes y gobernadores los comprometidos en esta propuesta nacional, donde para el Huila están dispuestas según la cartilla de la estrategia, nueve ítems a adelantar, entre los que está la generación de empleo para los padres, campañas publicitarias de prevención, apoyo familiar, sensibilización frente a los derechos de los niños, vivienda, mircrocreditos, subsidios económicos entre otros.   

Se ve muy bonita la cartilla, con muchos objetivos, planes y programas, pero ¿realmente funcionan esas estrategias planteadas desde el 2008? ¿Los alcaldes y gobernadores aplican las estrategias en su plan de desarrollo? Creo que la Procuraduría General de la Nación tiene respuesta a eso, ya que lleva seguimiento a gestión de alcaldías y Gobernaciones, para la erradicación del trabajo infantil en el país.

Según las cifras para el 2009, el 54 % de las gobernaciones en la que  aparece Huila, no incluyeron en el capítulo de plan de desarrollo, información sobre las Peores Formas de Trabajo Infantil, PFTI; en cuanto a metas y compromisos dentro del plan de desarrollo, el 50 % no adelantó ninguna acción en ese sentido.

En la cifra general de la estadística de las PFTI para ese mismo año, la Gobernación del Huila marcó un bajo desempeño con el 33 % y la Alcaldía de Neiva 83 %,  la propuesta no está siendo contundente, si analizamos que desde 2008 vienen registrando pocos avances en los monitores de la PGN, entre las que está el fortalecimiento de la educación, los registros de los niños que abandonan la escuela, el suministro de presupuesto para desarrollar proyectos y estrategias y restitución de los derechos de los niños.

Los niños del departamento

En una investigación sobre erradicación de trabajo infantil que adelantó Maria Consuelo Delgado, investigadora y docente de la Universidad Surcolombiana, identificó que en el departamento del Huila, son 986 niños trabajando en ciudad de Neiva, 816 Pitalito, 345 Garzón, 293 La Plata, 163 Gigante y 129 Campoalegre. Mientras que en la división por género se determina que 2.729 son niños y 1.151 mujeres. 

Además al ICBF, ingresaron en el primer semestre del año 89 NNA, de los que 59 fueron por explotación laboral y 37 por mendicidad, ellos fueron sometidos al restablecimiento de sus derechos y a la intervención familiar, donde determinan las causas del problema y califican la situación.

Por otro lado la Policía de Infancia y Adolescencia en las intervenciones que adelantan hasta la fecha, tienen el registro de 34 NNA, de los cuales 10 son mujeres, donde se  identifica que son los hombres los que más realizan trabajos, por lo que se mantiene la tendencia a nivel mundial.

En las cifras que maneja el Ministerio de Protección Social referente a la cantidad de menores que solicitaron el permiso para laborar en empresas y establecimiento de de la ciudad, desde el 2006 hasta la fecha se mantiene el promedio de 170 por año. Según funcionarios del ministerio, para poder obtener el registro deben estar estudiando, el permiso para el trabajo que solicitan no puede ser hasta después de las ocho de la noche, no se admiten trabajos en construcciones y lugares donde se vayan a ver expuesto a peligros físicos o mentales.

La Fundación Picachos adelanta programas donde los NNA ocupan su tiempo libre en jornadas de aprendizaje, el requisito para aplicar a estos programas es que deben estar estudiando, a esto agregó Sandra Collazos funcionaria de la fundación, “en estos momentos son tres programas y está por arrancar un cuarto, en el programa de erradicación del trabajo infantil, atendemos 600 niños y niñas de la ciudad de Neiva, que fueron identificados en las centrales de abastos, en la calle o en barrios en oficios ambulantes, en este programa se atiende a los niños integralmente en cuanto a atención sicológica, pedagógica, nutricional y de ocupación del tiempo libre”.

Los beneficiados

Martín Felipe es un joven de 14 años de edad, delgado, piel trigueña, con seriedad y tranquilidad marcada en su rostro, él conoce bien su realidad, pues antes de llegar a Picachos se dedicaba a vender empanadas, tamales y rellenas en la calle, o en su efecto, cualquier otro producto que proporcionara dinero para su casa, él conoce la situación económica de su familia, por lo que “uno mirando la necesidad de la casa, tiene que ayudar también para el sustento, mi mamá me dice que si quiero que salga, o sino pues no”, Indicó.

Él es el tercero de cinco hermanos, los dos mayores ya corrieron la desdicha de no poder estudiar y superarse personalmente. Sin embargo Martín está en séptimo grado de secundaria y espera seguir recibiendo la ayuda de la fundación junto a sus dos hermanos menores, los cuales lo acompañan a cada una de las jornadas de aprendizaje en la fundación. “La fundación ha sido de ayuda porque nos ha sacado de la calle de vender ambulante, de evitar muchos peligros como la violación, maltrato, explotación”, comentó.

El sicólogo y catedrático de la Usco Julián Vanegas, afirma que son muchos los problemas sicológicos que afectan el comportamiento de los niños expuestos al trabajo a su temprana edad, “los primeros años de vida son fundamentales en el desarrollo cognitivo, afectivo, social y moral, esto tiene implicaciones que  hay que relativizarlas, unos tipos de trabajo son más vulnerables que otros, en esa medida un niño al desescolarizarse pierde la posibilidad de acceso y desarrollo adecuado, cuando un niño está en la calle, presenta intereses en su vida que tiene que ver sólo con su subsistencia, de tal manera que el proyecto de vida y calidad de vida de este muchacho pierde sentido, es un muchacho que no va a aspirar a otras metas, como lo artístico, académico, como lo afectivo; porque su proyecto de vida va a estar centrado en la subsistencia”, enfatizó.

Farit tiene 10 años, cursa el cuarto grado de primaria y a su corta edad ya sabe lo que es ir a buscar dinero para llevar a casa, él ingresó al programa hace un par de meses, y en el corto tiempo dice estar contento con todo lo que se realiza en Picacho. Farit trabajaba en  Surabastos vendiendo cilantro, unas veces sólo y otras con su hermana, unos años mayor que él, y quien lo ‘cuidó’ en esas ocasiones.

En esa medida, ¿hay futuro para los niños en un país donde no se les ha garantizan el desarrollo integral? ¿Acaso podremos acabar con la pobreza, desconociendo esta realidad? ¿Han funcionado las estrategias implementadas por el Gobierno durante años? Creo que esas preguntas están contestadas, porque aunque disminuyan un poco las cifras, aunque traten de diseñar y ejecutar políticas de prevención y atención, no son completamente incluyentes ni formadoras, son programas vertiginosos que no dan bases sólidas de desarrollo social, y mientras en un sector disminuyen la problemática, en otro aumenta,  se expande y comienza a transformarse en complicaciones adicionales como la violencia, drogadicción y degradación social en general, un conflicto que ya no afecta sólo a un sector, sino a una comunidad más extensa.

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